Un cuarto turno para el acceso a la
profesión docente en Secundaria
Ahora
que se habla de la posibilidad de introducir algo similar al MIR de los médicos
para el acceso a la docencia, pienso que, igualmente, se podría imitar a la
judicatura y proponer una suerte de cuarto turno para convertirse en profesor
de secundaria. La cosa sería tan simple –o, quizás, tan compleja- como valorar
la experiencia laboral, obviamente relacionada con la materia a la que se
oposite, de los candidatos a profesor
(los cuales deberían ser graduados o licenciados universitarios). Una opción de
este tipo permitiría que nuestra Secundaria pudiese oxigenarse, al contar con
profesores que conocen directamente la aplicabilidad laboral de la asignatura
que impartiesen.
La
mayor parte de nuestro profesorado no ha salido en su vida del aula: primero ha
sido estudiante y después profesor. Con esto ni digo ni insinúo que para ser
profesor se precise contar con una experiencia laboral extra-docente. Lo que sí
creo –y advierto de que carezco de datos empíricos que puedan avalar esta
propuesta- es que nuestros institutos se verían claramente beneficiados si
pudieran contar con gentes que procediesen del ámbito de la empresa (o
simplemente del trabajo no docente). ¿No sería deseable contar con profesores
de química que han trabajado durante años en un laboratorio, con docentes de literatura con experiencia en
el mundo editorial?
Es
probable que esta vía de acceso se convirtiera en una opción para profesionales
mal pagados o despedidos del sector privado. Quienes están en buena situación,
posiblemente no renunciarían a unos emolumentos más elevados que los que ofrece
el trabajo de docente. Nada habría que objetar a que así fuera. Sin embargo,
tenemos ejemplos claros de personas que han renunciado a empleos de alta
retribución en favor de un trabajo como el docente, al que ven más sentido.
Este sería el caso, mutatis mutandis,
de Salman Khan con su academia homónima.
Si
esta propuesta encontrara algún eco, habría que definir qué requisitos exigir a
los aspirantes a este cuarto turno. Seguramente se tendría que pasar una
oposición con temas de las materias correspondientes –habría que ver cuántos y
cuáles- y contar con el máster de
Formación del Profesorado en Secundaria (de cuya calidad no sabemos gran cosa).
Lo
que aquí planteo es un problema para la enseñanza pública –cuyo carácter
funcionarial actual es un serio inconveniente-. Ni la privada ni la concertada
tendrían obstáculo alguno para contratar al profesional que mejor les pareciera.
Quizás sea más importante dotarse de un sistema ágil, eficaz y eficiente para desprenderse de la incompetencia y de la ausencia de colaboración en los proyectos educativos de centro.
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